
Ahadi vive bajo protección policial porque está amenazada de muerte desde que renunció a la fe islámica. Por desgracia, no resulta sorprendente. En países como Irán, Arabia Saudí, Afganistán, Paquistán, Sudán o Mauritania existe la pena de muerte por apostasía y en otros países (incluidos los occidentales) a menudo desencadena el repudio de la familia y amigos del apóstata. La apostasía en el islam se castiga con la muerte tal y como dijo el profeta: "Si alguien cambia de religión, mátale" (Sahih Bukhari, Volumen 9, Libro 84, Número 57).
Entre los objetivos del Consejo de ex-musulmanes se encuentran mostrar las dificultades que conlleva renunciar a la fe islámica (que consideran misógina), ayudar a quienes deseen abandonar el islam y apoyar a las mujeres que se sientan oprimidas por las normas islámicas.
Algunos extractos de la entrevista:
(...) Hace 30 años que no soy musulmana. También soy muy crítica con el islam en Alemania y la manera en que el Gobierno alemán se ocupa de él.
(...) [Las organizaciones musulmanas] quieren obligar a las mujeres a llevar el velo. Fomentan un ambiente en el que se impida que las chicas puedan tener novio o ir a discotecas y demonizan la homosexualidad. Conozco el islam y para mí representa muerte y dolor.
(...) Estas asociaciones dicen representar a todo el mundo (...) pero debemos mostrar que no es así y decir claramente: "no en nuestro nombre". Somos humanistas seculares. Queremos darle voz a estas personas.
(...) No creo que sea posible modernizar el islam. Queremos servir de contrapeso a las organizaciones musulmanas. El hecho de que tengamos que actuar bajo protección policial demuestra lo necesaria que es esta iniciativa.
(Fuente: Der Spiegel)
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